Etapas en el camino del Reiki.
Descubrimiento: Esta es la primera etapa. Tanto sea que
tomes el Primer Nivel, recibas tu primera sesión o estés en el primer año de
tu Maestría, aquello que en principio te acerca a Reiki tiene que ver con la
curiosidad, algo externo que te motiva a ponerte en contacto, sin profundizar.
Convicción: En la segunda etapa, las dudas empiezan a
aclararse con la búsqueda de información en libros y otras fuentes. Es el
tiempo de la reacción física. Es cuando tomas las enseñanzas recibidas o las
dejas. Este tiempo mejora tu frecuencia vibracional.
Transformación emocional: Antiguos patrones de pensamiento y
creencias se liberan en esta tercera etapa, produciéndose un contacto más
espiritual y cercano a tus fuentes superiores.
Consagración: La cuarta etapa es una oportunidad para sanar
el miedo, activar el deseo de servir a los demás y definir cuál es tu propia
manera de entender el Reiki.
Relaciones: En esta etapa, aquellos que te rodean ponen a
prueba tu firmeza en el camino que elegiste. Se hace notorio algún don preciso
que posees.
Búsqueda de la verdad: Aquí, sexta etapa, buscarás en tu
propia sabiduría, en vez de basarte en la de los demás, para validar tu tarea
como Reikista o Maestro.
Compromiso: En la séptima etapa tu misión surge con
fuerza, alineando tu ser terrenal con el superior, produciéndose una
transformación de tu energía y convirtiéndote en lo que practicas. Ser Reiki
en lo cotidiano es la característica de esta etapa.
Con Reiki, la energía que fluye a través de nosotros es
permanente y circula tanto a través de la mirada, como de la respiración, las
manos y los pies.
Existe la creencia de que Reiki fluye sólo a través de las
palmas de las manos. La verdad es que circula en nosotros a partir de la
sintonización que nos abre a otra frecuencia de energía.
El Kanji Reiki tiene, en una de sus partes, un ser humano
con sus brazos y manos hacia el Cielo. Esto dice mucho acerca de la
sintonización: es a través del paso por el corazón de la persona que dicha
energía se convierte en sanadora. Y reconocerlo nos emociona. Parece mentira
que, durante tanto tiempo, nos hayamos olvidado de lo simple: de nuestra
pertenencia y conexión al Todo.
“Vivir en Reiki. El arte de ser feliz.”
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