miércoles, 12 de abril de 2017

Tratamiento de Reiki




Tratamiento


  Un tratamiento de Reiki, consiste en canalizar energía tanto hacia un lugar específico donde existe un problema, como al cuerpo entero de una persona, dependiendo de la dolencia y el tipo de tratamiento.

  La mayoría de los tratamientos, se hacen con el paciente acostado, y si es necesario, cubierto con una manta. El practicante coloca sus manos suavemente sobre la zona afectada, o en el caso de un tratamiento completo, en todo el cuerpo, empezando con la cabeza, y terminando en los pies. Cada posición de las manos, es mantenida durante unos minutos sobre los chakras o centros energéticos principales. El paciente siempre está vestido, y las posiciones de las manos, son siempre sobre zonas que no vulneran la intimidad de la persona.

  Se suele dar el tratamiento en una habitación con luz tenue, música relajante e incienso y velas. El practicante invita al paciente a relajarse, a concentrarse en su respiración y a meditar, si el paciente tiene práctica en ello.

  Durante el tratamiento, sentirás una profunda relajación. Muchas personas se quedan dormidas, lo cual no influye para nada en el tratamiento, A veces, sentirás como un “cosquilleo”, calor o frío en diferentes partes del cuerpo, según la energía fluye a través de tu cuerpo. Otras personas ven colores, experimentan una sensación de “flotar”, o sienten emociones que salen a la superficie.

  Las posiciones en un tratamiento básico, tienen acciones específicas. Si hay tiempo disponible, incluso en personas saludables, es siempre bueno hacer el tratamiento básico completo, de aproximadamente una hora.

  El tratamiento básico activa el sistema inmunológico, equilibra todo el cuerpo, y genera un efecto profiláctico que capacita al organismo para eliminar por sí mismo los agentes patógenos. Incluso cuando el receptor mencione un síntoma o problema localizado, en general, todo el cuerpo está desequilibrado. Cuando se aplica con regularidad, la persona consigue enfrentarse a los problemas y dificultades sin estrés, respondiendo apropiadamente a todos los niveles, y viviendo más intensamente, aprovechando cada experiencia de la manera más apropiada. 

  Las zonas donde se aplica Reiki (donde suelen estar las manos del practicante), pueden sentir o mucho calor o mucho frío, durante el tiempo que las manos están presentes en esa parte del cuerpo, a veces sentirás cómo se tensan y relajan los músculos en la zona afectada. Simplemente son formas que tiene el cuerpo de ayudar a que fluya la energía.

  Durante la sesión, la energía fluirá dentro de ti, equilibrando tu sistema energético, soltando tensiones y estrés, aliviando dolores y activando la capacidad del cuerpo para sanarse.

  Aunque Reiki es muy eficaz, no es una “cura milagrosa”, y sus efectos son acumulativos. Para realmente notar los resultados, se recomienda una serie de tratamientos de 4 sesiones. En la mayoría de los casos, ese número de sesiones, es suficiente para solucionar problemas de estrés, tensión, ansiedad, insomnio y problemas emocionales. Problemas físicos y otros pueden necesitar más sesiones, pero no necesariamente.

  Generalmente, Reiki produce cambios beneficiosos a largo plazo, por lo cual no hace falta repetidas e interminables sesiones, aunque a mucha gente, les gusta tanto, que siguen realizándose tratamientos de armonización como a la persona que le gusta que le hagan un masaje.


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